Hambrientos y Cobardes
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- Publicado: Viernes, 08 Enero 2016 19:05
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Hambrientos y Cobardes
-Para ti todo es muy fácil porque eres inteligente. Te basta con escuchar a tu mente y soltar tus ideas ingeniosas. Pero, ¿de veras crees que es algo de lo que debas enorgullecerte? No tienes idea de lo que es el esfuerzo. No tienes ni idea porque nunca has tenido necesidad de esforzarte. La vida no es una lucha de clases. La vida es una pelea entre mentes lentas y rápidas. Una lucha desigual. Más injusta que cualquier otra. Porque tu talento, la inteligencia, ¿qué es? ¿Un mayor número de conexiones neuronales? ¿Un cerebro diez gramos más pesado? Otro tipo de herencia. Tan gratuita y azarosa como las demás. El verdadero talento, Anne, es haber nacido lento de mente y aun así defenderte. Luchar sin armas en esta guerra. No tener capacidad de retención, ni ingenio, ni gracia; la convicción, desde niña, de que hagas lo que hagas no tienes remedio, y aun así sobrevivir a esta dictadura de la inteligencia, a esta tiranía de los listos que todo lo saben, que siempre saben qué decir y qué hacer, que ven una película o leen un puto libro y se acuerdan de todo. Que ven la oportunidad, la identifican y la aprovechan… La verdadera injusticia es haber nacido en esta orilla de la vida. Eso sí es una puta injusticia: ser el cojo en la carrera de obstáculos. En realidad sois peores que los ricos, peores que los guapos, ¡al menos ellos se ven obligados a justificar sus éxitos, a ocultar sus fortunas!, pero ¡ay, los inteligentes…! Os enorgullecéis de vuestro talento como si lo hubierais ganado en la noria del esfuerzo, y no, ni de coña, guapa. Ser inteligente es tan gratuito como ser alto o tener los pies derechos. Y encima tenemos que aguantar que le restéis importancia… ¿Solidaria? Y una mierda. Lo hacéis porque la condescendencia os hace sentir mejor. Nos creéis tan tontos a los tontos que creéis que ni nos damos cuenta… Ese, ese - los ojos le brillan de ira- ese desprecio es despreciable; el más cruel que se pueda infligir a nadie. Ojalá pronto te enfrentes a una inteligencia mayor que la tuya. Sólo entonces te darás cuenta de lo que has hecho, sólo entonces, por un instante, sentirás la violencia intelectual con la que juegas con los demás, tú que vas de enrollada y salvemos las ballenas. Sólo así sabrás qué es sentirse mediocre, insignificante, lo cotidiano en los demás- Anne escucha mirándola fijamente, sin mover una ceja, apretando los dientes como si contuviera una explosión- . Quédate con tu cerebro cinco punto cero, Anne. Métetelo por el coño. Pienso en voz alta porque siento un inmenso rencor por la vida, porque me hubiera gustado ser más lista, ojalá hubiera tenido la suerte de aprender sin esfuerzo, tal cual que tú. Porque yo sí hubiera sabido sacarle partido, yo sí sabría disfrutar de ello, joder… Ojalá tuviera tu cerebro sin ser tú.
Fotografía: Golden Gloves, Ángel Vallecillo, 2007.